Ver el debate de ayer era como mirar al pasado, los clichés dichos la semana pasada volvieron a repetirse esta. Ambos candidatos no se movieron de su argumentario en toda la noche, con lo que la sensación de estar viendo algo ya visto aumentaba con el tiempo.
Lo mejor, el momento en que Rajoy llama brillante a Zapatero, supongo que pretendía la ironía, pero sonó a admiración. Sin faltar el guiño final a los fans con el buenas-noches-buena-suerte y la niña-de-rajoy, dos clásicos de la campaña.