Veo en los telediarios que Amnistía Internacional denuncia lo que llaman indicios de destrucción deliberada de infraestructura civil en la guerra librada en Líbano por Israel. Me ha sorprendido la aseveración, muy en la línea de lo que podemos ver actualmente en los noticiarios cuando hablan de las guerras. Y es que como sucedía en la novela 1984, se ha impuesto una nueva lógica y lenguaje de la guerra y la paz.
No me gustan las guerras ni el belicismo, ni siquiera aguanto las películas de guerra o los videojuegos de batallas, pero creo que está claro para todo el mundo que en una guerra se destruyen objetivos civiles, y claro que uno de los objetivos de toda batalla es el de debilitar al enemigo eliminando sus infraestructuras. Por ello no entiendo la denuncia.
Lo lógico es condenar la guerra, todas las guerras.
Porque de esas expresiones se puede deducir que hay guerras y guerras. Hay guerras «enrolladas» que pasan de puntillas por los países y guerras «malas» que no respetan ni las rotondas. Y eso es lo que veo peligroso, poco a poco y a base de repetirlo corremos el riesgo de acabar creyéndolo y lo peor, justificando lo injustificable.
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